8 de febrero de 2007

Vibraciones de la Mesa de Noche

Te recuerdo perfectamente.
Tu risa déspota, tu voz prolongada y ahora grave, tus repeticiones, tus sátiras mordaces, tu rostro iluminado, tus ojos claroscuros, tu risa de nuevo, tus imitaciones grandilocuentes, tu obsesión endemoniada con el mp3, tu tú anterior, todo.
Siento que en esos cuarenta y tantos mensajes te convertiste en una oruga. Una oruga que antes fue mariposa. Que esperé tres noches pegada a la mesa de noche, deseando que ésta se moviera y los pisos temblaran; queriendo e implorando que sonara una melodía dentro de ella. Intuyo que pronunciaste su nombre y fueron con ella no cuarenta, sino ciento ochenta, doscientos, mil, infinitos tecleos ruines y malditos. Percibo que en ti sólo existió el esplendor de la manipulación dulce y sagaz, aquella que tanto admiré en tus ojos anteriormente. Y ahora necesito el hachís atemporal que producen tus palabras, tu voz jamás oída, tu carácter desconocido y cruel, tu gloria.
Aparece.
Poco importa ahora si eres o fuiste. Sólo aparece. Haz a un lado tus manifestaciones ocultas de independencia, insulsas y cándidas, y vuelve como antes lo hiciste y como jamás aprecié. Aún si falte un componente esencial indiscutible, sé que dentro existe la misma esencia funesta y hermosa, tú.

1 Comments:

Blogger Deicidio said...

Olvídalo, ha de ser una mierda... puta pero a veces la mierda es querida... igual no merece una línea.
Escribes de reputamadre para tener 15, medio prejuicioso pero que chucha...
Muy bien escrito, como todo tu blog.

12:53 p. m.  

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