22 de diciembre de 2006

La Sonrisa


La primera vez que vi aquella silueta elevarse por los cielos profanos y grises fue en mitad del invierno. La garúa cruel, luminosa, húmeda, radiante, iba danzando alrededor de los nimbos opacos y difuminados; era la gracia de la virtud que envolvía su torso, inmaculado e inverso.

¿Fue acaso una de las hijas de Eva, doradas desde el nacimiento y propietarias del pecado de la belleza y los frutos apetecibles y escarlatas? ¿O uno de los jóvenes efebos de Zeus, de anchas espaldas y rizos dorados cual Eros infiel? Imposible saberlo; su rostro de frágiles texturas y rosádas lineas se aproximaba tanto a la candidez andrógina de la infinidad divina, que aún así la carencia de ondas en el pecho podrían atribuirse a simples ventiscas azuladas, invernales. El cabello, ondeado y rubio; las manos pálidas y febriles. Todo en aquel ser era lúgubre, marchito, hermoso. Muerto.

Y entonces vi, entre el aroma distante de las rosas y jazmines, el voltear sigiloso de aquel rostro dormido. Los ojos fríos y pardos, labios rosáceos y sutiles... ¡Y aquella sonrisa! Impávida, gloriosa, sutil, fúnebre, roja, inexistente. ¡Belleza maldita por la estirpe del limbo carnal! Era fina, delicada, hermosa hasta en el placer perpetuo de la sombra etérea; ¡la pálida sonrisa!

Besé dos veces sus mejillas, cual Judas en el Gólgota de Cristo. Aquel ser durmiente, aterciopelado, excelso, sólo volvió a sonreír una vez más. Fue entonces que, bajo la lluvia escarlata que acababa de propiciar, arranqué el ideal de lo efímero en la gloria; los labios rojos.
Un grito rompió el silencio. Cayó, y con el, con ella, cayó aquella sonrisa perversa, indómita. Muerta.

2 Comments:

Blogger Deicidio said...

Me encantan tus cambios de ritmo, excelentes Regina, me gusta aquella frase "Todo en aquel ser era lúgubre, marchito, hermoso. Muerto.
Te leo y me siento insatisfecho de tanta perfección me siento una mierda...

11:31 p. m.  
Blogger Deicidio said...

Que buena memoria...

10:36 p. m.  

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