29 de noviembre de 2006

El Cáliz de las Hebras de Oro

Poema que Sabrina me pidió que escribiera (¿para ella?). Fase incial; la ilusión del enamoramiento de algún desconocido de ojos marrones. Fase media; la proclamación del amor y demás Eros encantados. Fase última; la decepción y el desconsuelo.

No es de mi agrado, pero de todas formas.

El Cáliz de las Hebras de Oro

I. Utopía
A lo lejos, entre sombras desiertas
yace iluminado el rostro triste,
cual dominio interlunar de lejanas violetas;
Ante el placer de lo espectral, impávidos los ojos grises.

Y es aquel –arrecife de campo-
apetecible como rojas hiedras-;
la eterna profecía de Cadmo
que conduce la sonrisa que bajo el sol se quiebra.

¡Será tan hermosa
la placidez de la irrealidad!
Que oculta en su lecho de embrujo
las suaves melodías de rosas;
la sonrisa incolora de la piedad
que la doncella en su corazón introdujo.


II. Alucinógeno
De lejos “¡Oh suave congoja!”
gime la damisela entre púrpuras rotas
pues bajo el delirio mágico de amapolas
ha descubierto ella en el amor, la fobia.

Desconocido su tormento
nte el esplendor de la tiara;
Es ella reina marchita del sufrimiento
que ha coronado la declaración que él le profesara:

- “Oh, triste lucero azul
¿habrás de brillar impávida por siempre?
¡Es tu llanto el grisáceo tul
al que mi corazón sólo tiente!"

Dormida la razón en el encanto
es Afrodita quien por sus labios habla;
Ella -cual entonces cristal eterno- gozó del canto,
y sueña ahora entre los rizos del alba.


III. Martirio
Llora ahora la doncella entre las flores
que antaño la habrían exiliado;
¡cuánta aprensión en los dolores,
cuánto clamor bajo el dios difuminado!

Yace él erguido cual Orfeo
que entre la lira esconde el soez manto;
¡Es aquel corazón el camafeo
oculto bajo la cognición del desencanto!

A lo lejos, la apatía llueve
en cántaros de dioses templados
cual princesa que en las nubes duerme
Y a la ilusión profana deja de lado.