9 de junio de 2006

Apoplejías

Sigue sonando Traumtänzer. No es que me haya obsesionado con aquella canción; simplemente, coincidencia. Me he dado cuenta que cada vez tengo menos tiempo para pensar en la canción esa, Larala ri lalalala. Ahora es Huraño, es no sé, la cocina, la pelota, el espejo, tantas cosas con las cuales pueden asociarse. ¿Y dónde sueño que suena el ritmo acelerado? ¿Dónde se hospeda? En Galerías Brasil, un café de Miraflores, y el carro. Sean todos partícipes aún sin conocer el nombre.

Contranatura. ¿Qué quiere decir eso?
Que venga y se quede aquí, diciendo cosas y yo escuchando. Que no sepa cómo reaccionar pues las advertencias yacen escritas y pegadas en la pared mientras va caminando y se pretende que absolutamente nada sucede. ¿Y por qué se manifesta ahora? ¿El color marrón influyó en algo? Probablemente sí. Schubert. Que siga sonando la melodía que reconocí en pedazos. No es el clac hueco, sino el límpido y abominable. Pero ¿qué puedo hacer si es que así lo quiere? ¿Escuchar cómo el sonido brota de sus manos, y tratar de comprender cómo puedo seguir permitiendo que carcoma la imagen fija que alguna vez tuve?
Y ¿cuándo lo tocó?

Larala ri lalalala...la más excéntrica. Como lo escribí en el cuaderno cien veces, aunque nadie lo vaya a leer. ¿Qué interesa ser el inmundo estropajo? ¿Interesa acaso si soy parte de los tantos inmundos estropajos que existen en las notas alicaídas de la canción? ¿Habrá dirigido la mirada al norte?... Y no sé qué seguir escribiendo. Hace algunos días pude haber seguido imaginando la melodía como la sublime por excelencia, pero ahora siento que va apagándose lentamente.
Glamour de los condenados. Regla del Bendito.
Quisiera leer un libro. Que la mañana aparezca más nublada que nunca, y que el olor a humedad mezclado con los eucaliptos de la ciclo vía penetre por la ventana. Olvidar por un momento la destrucción que va a mi lado, las preocupaciones, el polvo y el sonido hueco que produce el piso. ¿O seguiré durmiendo hasta pasado el mediodía, soñando cosas que luego no puedo recordar y despertándome con el malestar de no saber por qué tengo una piedra oprimiéndome el pecho?
Quién sabe. Quién lo sabrá.